Sinopsis
«Cuando somos niños ya lo sabemos todo, pero necesitamos varias vidas para entenderlo, para disipar esa neblina dorada. porque yo también crecí en el entusiasmo y la desmesura, apuntalado en sonrisas, los ojos muy abiertos a un mundo que sublimaba amor y arte. un mundo de colores cálidos, sonrosados y pronto desvanecidos como el algodón de azúcar. en fin, disculpa esta introducción…».
Acotar y definir el universo narrativo de Celso Castro es una tarea inabarcable. En cada uno de sus libros, la emoción y la subjetividad predominan. En ellos se esconden desafíos a la tradición literaria y lingüística y se empuja suavemente al lector hacia laberintos desconocidos de la conciencia y la memoria. Como él mismo señala: «lo verdaderamente importante de cualquier narración es ese algo indefinible que revolotea alrededor de la historia y siempre se nos escapa».