laburpen
Madrid, como tantas ciudades, trata de recobrar su memoria histórica y conocer los hechos que dieron forma a su pasado. Sus imágenes más antiguas tienen inevitablemente rasgos árabes, porque árabes fueron el estado del que formó parte y el monarca que ordenó su fundación, o mejor dicho, su elevación al rango de ciudad.
No era mucho aquel Madrid, aunque eruditos, cronistas y algún sabio voluntarioso hayan pretendido convertirlo en una segunda Córdoba. Era, simplemente, una pequeña ciudad bien amurallada donde moraban una corta guarnición, unos cuantos funcionarios, algunos comerciantes y una comunidad de artesanos y agricultores.
Para dar apoyo científico a esta imagen genérica, varios investigadores publican este conjunto de estudios. No se trata de zanjar ninguno de los numerosos problemas que el primer Madrid plantea a los historiadores, sino de añadir algunos elementos nuevos a la investigación histórica, afinar teorías anticuadas o invalidadas por el paso del tiempo y contribuir a una discusión serena y razonable.