«Si vas a la cárcel por pegarte a un marco, la siguiente vez habrá que dañar el cuadro» (La Razón)

10/04/2023
«Si vas a la cárcel por pegarte a un marco, la siguiente vez habrá que dañar el cuadro» (La Razón)

El ensayo «Amor y furia», de Rafael Ordóñez, explica por qué las organizaciones ecologistas han optado por un activismo tan mediático


TEXTO: JAVIER ORS 10-4-23

«Hace veinte años predije que los activistas medioambientales se volverían más agresivos, más desesperados y más apasionados por el ecocidio que se está produciendo (...). El movimiento ecologista ha estado comprometido con la no violencia, pero a medida que la situación se deteriora, ¿cuánto tiempo más durará eso?».

La declaración es de Paul Watson, un activista histórico de Greenpeace que abandonó la organización por su falta de combatividad. A medida que las cumbres internacionales sobre el cambio climático han encadenado sucesivos fracasos y ha quedado en evidencia la falta de compromiso de las empresas y la elocuente pasividad de los políticos para paliar el calentamiento global, han ido surgiendo nuevos movimientos comprometidos con el clima. Lo que diferencia a estos de los anteriores es su atrevimiento. Los hemos visto pegados a los cuadros de Goya en el Museo del Prado, arrojando tomate a un óleo de Van Gogh o adhiriéndose a obras de Botticelli. ¿Por qué han puesto en su diana a las obras de arte?

«Ellos te responderían que los cuadros no valen nada si no hay vida en el planeta. Es una hipocresía preocuparse por ellos cuando la habitabilidad está en riesgo y estamos en peligro de extinción. Ellos usan el arte porque tiene una enorme capacidad mediática. Es con esas acciones lo que les ha hecho conocidos. Miembros de Futuro Vegetal cortaron la Vuelta Ciclista a España, pero nadie se enteró. También se manifestaron frente a la sede del PSOE. El resultado fue igual. Se pegaron a dos lienzos de Goya y todo el mundo supo quiénes eran».

«Si el cambio climático avanza es posible que veamos ecoterroristas de verdad»
Rafael Ordóñez


El periodista Rafael Ordóñez ha publicado «Amor y furia» (Tres hermanas), un ensayo que aborda por primera vez en España lo que persiguen estos grupos. «Reclaman que la gente sepa la verdad y que no se les oculte. Aseguran que no se informa de las consecuencias que tendrá el cambio climático en el día a día de la gente. Exigen que se ponga a la población al corriente». Y, ¿cuál es esa verdad? «El cambio climático, argumentan, se va a traducir en una crisis social para la que no estamos preparados. Los efectos inmediatos son meteorológicos, pero también serán económicos y sociales».


La familia Getty

Estos activistas están distribuidos por países. En cada uno, tienen una reclamación distinta. En Alemania exigen que se reduzca la velocidad en las autopistas y en España que se regule la industria cárnica. «Ellos dicen que el alza de la temperatura provocará movimientos de población desde sur al norte, también dentro de los países. Los agricultores tendrán problemas para encadenar cosechas y está la seguridad alimentaria. Las producciones variarán y pueden provocar crisis alimentarias importantes. Es una crisis social cuyas consecuencias no están ponderadas».

Rafael Ordóñez cuenta una de sus preocupaciones más urgentes: «La capa de permafrost contiene gases invernadero que ha captado de manera natural, pero con el cambio climático se está liberando este CO2, que es el equivalente al doble de las emisiones que hemos hecho los humanos. Esta cantidad no está contemplada en el acuerdo de París. El problema es que estas emisiones naturales se están acelerando por subida de temperaturas. Uno de estos activistas considera que esto nos va a llevar a un escenario catastrófico».

«Los efectos inmediatos son meteorológicos, pero también serán económicos y sociales»
Rafael Ordóñez

Por estas razones, junto a la posibilidad de un colapso de la población y la sexta generación de extinciones de especies, estos grupos no van a cejar en sus intenciones. Están respaldados por Aileen Getty, heredera del imperio Getty, que da dinero a fondo perdido para respaldar su activismo y que puedan pagar las multas, y cuentan con una página web que les proporciona suficiente cobertura económica. La pregunta es si irán radicalizando sus acciones.

«Se han dado cuenta de que estos problemas están en marcha, que van en aumento y su cabreo aumenta cuando la ciencia dice que los peligros están cerca y habrá un momento en que serán irreversibles. Hay que tener en cuenta que los hemos educado con esta conciencia ecológica. Ahora han llegado a la edad adulta y descubren que nadie ha tomado medidas».

Ordóñez admite que «se están radicalizando porque el futuro que le espera a esta generación es malo. Ellos mismos reconocen que se pueden radicalizar más». Y recoge una frase que dijeron: «Consideran que, si los condenan a la cárcel por pegarse a un cuadro, la próxima vez, lo dañarán. La radicalidad es creciente y no tiene fin. Esto también se verá por otros ámbitos, cuando los agricultores descubran que no tienen buenas cosechas. El clima está cambiando y esto afecta a todas las esferas».

Pero lo que preocupa al conjunto de la población es la violencia. «Ellos asumen que dañar los bienes materiales está legitimado por la desobediencia civil. Llegan hasta ese punto. Que puedan llegar a otro, el tiempo lo dirá, pero si vamos a escenarios en que haya países que verán desaparecer las costas por subida del nivel del mar, quizá llegue un momento en que tengamos a ecoterroristas de verdad».

VER NOTICIA: https://www.larazon.es/cultura/vas-carcel-pegarte-marco-siguiente-vez-habra-que-danar-cuadro_202304106432eca12f8deb00013f23b2.html

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